Los efectos deletéreos sobre el niño incluyen el aborto, el bajo peso al nacer, conjuntivitis, neumonía, sepsis neonatal por infección de la corriente sanguínea, lesión neurológica como lesiones cerebrales o trastornos motores, anomalías congénitas como ceguera, sordera o lesión de otros órganos, hepatitis aguda, meningitis, enfermedad crónica del hígado y cirrosis. Algunas de estas complicaciones pueden ser aparentes al nacimiento, otras pueden no detectarse hasta meses o incluso años más tarde.
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